miércoles, 7 de noviembre de 2012

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Potencialmente todos los alimentos son perjudiciales para la salud si se abusa de su consumo, pero los que se consideran comida basura lo hacen en mayor medida por necesitarse menores cantidades para producir efectos adversos, o por consumirse en mayores cantidades, dada su facilidad de consumo (comida rápida) o el prestigio social de su consumo (ligado a formas de ocio juvenil). También puede ocurrir que determinados grupos de población, o los que padecen determinadas enfermedades previas, sean más sensibles a sus efectos. Suele relacionarse el consumo de comida basura con la obesidad, las enfermedades del corazón, la diabetes del tipo II, las caries y la celulitis. La comida chatarra le brinda al consumidor grasas, colesterol, azúcares y sal, mientras una verdadera comida debe proveer fibras, proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales necesarios para el rendimiento del cuerpo. 


Los restaurantes de comida rápida nos brindan desde luego este tipo de comidas, pero además las cadenas de supermercados también ofrecen al mercado dicha comida chatarra. En este sentido, las investigaciones sobre procesos socioculturales y nutrición nos pueden ayudar a comprender este fenómeno, pues se enfocan en los procesos de cambio a gran escala, como la globalización, modernización,urbanización, los cambios en el rol de la mujer, y los cambios tecnológicos, para entender cómo estos procesos afectan la comida y la nutrición.



 Las características económicas, culturales y políticas de un país tienen estrecha relación con su forma de alimentarse. Por eso es importante considerar la influencia de estos factores en la nutrición. Por ejemplo, los restaurantes de comida rápida son cadenas de industrias que imperan en la sociedad estadounidense, que es una sociedad y economía capitalista. Entonces podemos preguntarnos: ¿Si la sociedad estadounidense no fuese capitalista, existirían los restaurantes de comida rápida? ¿El índice de obesidad en los niños de dicho país y de otros influenciados por el mismo, disminuiría? Además, el predominio de la obesidad ha incrementado mucho, a pesar de un aparente disminución en las porciones de calorías consumidas, como la grasa, en la dieta de los niños deEstados Unidos  


COMO DEDEMOS PREVENR ENFERMEDADES

La buena alimentación debe darse desde bebes
La especialista añade que los niños pequeños deben alimentarse del seno materno durante los primeros 6 meses de vida, pues así se garantiza su óptimo crecimiento y desarrollo durante el primer medio año (en casos excepcionales, cuando no se cumplen las expectativas de crecimiento, se pueden brindar suplementos). A partir del sexto mes se deben consumir exclusivamente papillas de frutas y verduras, y poco a poco incluir leguminosas, cereales y agua con frutas, pero sin azúcar.
“Cuando los padres le dan leche, agua de frutas o té al bebé, le ponen azúcar o miel, y ahí empiezan a arruinarlo todo. Digo esto porque el niño no aprende a reconocer el sabor natural de los alimentos y el día que los prueba o toma agua natural, los rechaza”.
Niños más grandes y adolescentes, además de sus tres comidas, necesitan una colación o refrigerio en la mañana y otra a media tarde para cubrir sus requerimientos nutricionales y energéticos.
“Pero no deben ser frituras, bebidas endulzadas o pastelitos chatarra, sino fruta, verdura, yogurt, avena o amaranto, es decir, refrigerios saludables y en pequeñas proporciones. No debemos olvidar que un niño gordito tiene alta probabilidad de ser un adulto obeso con enfermedades crónicas, y que adolescentes con peso excesivo tienen 50% de posibilidades de continuar con dicho problema en la edad adulta”, concluye.
Por invasión de microbios
Las enfermedades por malos hábitos alimenticios son: la esofagitis puede presentarse por infección causada por virus, como herpes o gérmenes que aprovechan baja de defensas del organismo del paciente; la diabetes, considerada un síndrome caracterizado por la acumulación excesiva de glucosa en la sangre, debido a deterioro absoluto o parcial de la secreción y acción de la hormona insulina; el hipotiroidismo, si la glándula tiroides —ubicada en el cuello— no funciona adecuadamente genera escasa cantidad de hormonas; la insuficiencia renal, cuando el riñón pierde la capacidad de eliminar residuos y toxinas de la sangre, concentrar orina y conservar sales minerales; el lupus, que se debe al mal funcionamiento del sistema inmunológico, el propio organismo ataca a órganos importantes, como corazón, riñones y pulmones, pero sobre todo a articulaciones, provocándoles inflamación y desgaste.


Los llamados alimentos "chatarra”, no sólo hacen engordar e incrementar el colesterol sanguíneo, sino que también favorecen el desarrollo de gérmenes intestinales dañinos para la salud.
En nuestro intestino viven unas 400 especies de microbios diferentes, algunos de los cuales son difíciles de cultivar en el laboratorio. La gran mayoría de ellos son inofensivos a incluso beneficiosos, especialmente los lactobacillus y bifidobacterias que se anidan en el intestino baja (Los alimentos y la salud, a la luz de los conocimientos actuales ). Pero recientemente se ha estado poniendo énfasis en la existencia de gérmenes dañinos del genero Disulfovibrio. que tienen la propiedad de reducir los sulfatos que provienen de la degradación de proteínas animales, y de preservantes que se han agregado a los alimentos durante su procesamiento, coma son los llamados alimentos chatarra. Su desarrollo en el intestino se ha asociado a diferentes enfermedadescomo la colitis ulcerativa y el cáncer del colon.

Se trata de bacterias que se alimentan de compuestos sulfurosos. Son los mismos que se encuentran en los sedimentos barrosos marinas y de estuarios, y que se caracterizan porproducir el desagradable olor a huevos podridos. Ahora resulta que los mismos gérmenes se han encontrado también en el intestino humano. Para poder vivir allí, necesitan de elementos sulfurosos. En este caso dichos elementos los provee la degradación intestinal de las proteínas animales y los numerosos aditivos que se usan en los alimentos procesados para prolongar su vida útil. Si se ingiere un exceso de este tipo de alimentos, se dan todas las condiciones para que se desarrollen estas bacterias en el intestino. Los preservantes basados en sulfuros son ampliamente utilizados en diferentes tipos de aumentos, como papas instantáneas, jamones, frutas secas, vinos, cervezas y cidras. Hasta ahora este tipo de preservantes han sido considerados como inocuos y vienen usándose desde los antiguos griegos y egipcios para preservar los vinos. Pero ahora comienzan a cuestionarse, ya que estos gérmenes que se alimentan de ello parecen nocivos para la salud.

Estos gérmenes que se encuentran por primera vez en los fondos marinos barrosos, siendo identificados como bacterias que reducen sulfatos, se encuentran a sus anchas en el ambiente libre de oxigeno del barro. Allí aprovechan el hidrógeno proveniente de la fermentación de un sinnúmero de gérmenes que conviven con ellos y de la abundancia de sulfatos del agua de mar. Estas bacterias utilizan estas materias primas para producir su propia energía. Para ello convierten el sulfato en sulfito, el cual se combina con el hidrógeno para producir sulfuros de hidrógeno, un subproducto tóxico que es el que da el olor a huevos podridos. Para los humanos este mismo compuesto es tan tóxico como el cianuro. En el agua de mar también produce daños, ya que se convierte en ácido sulfúrico, altamente corrosivo.

La industria del petróleo está siendo muy perjudicada, ya que estos productos cáusticos generados por estas bacterias, corroen sus tubos metálicos, produciendo en ellos serios daños. Sin embargo, nadie había pensado que igual problema podía afectar a los intestinos humanos.

QUE CAUSAN


La comida chatarra es la que aporta calorías huecas, es decir, sólo hace engordar, también dentro de este grupo hay las que contribuyen a generar enfermedades (lácteos, carnes, pescados).






La comida nutritiva es la comida cruda (vegetales, frutas, frutos secos, cereales troceados y remojados, harina de linaza cruda) que aporta primero que todo minerales, vitaminas y enzimas que hacen funcionar a nuestro organismo y le hacen recuperar las fuerzas de recuperación que por naturaleza posee. Lo cual no hace una comida cocinada.
Una alimentación cruda bien combinada durante dos o tres años soluciona la mayoría de enfermedades, por graves que sean.



La comida chatarra forma parte de nuestro bagaje cultural y de nuestras tradiciones, pero debido al proceso de elaboración y la falta de higiene, también es causa importante de los más comunes problemas de salud de los mexicanos. De manera particular aquellos platillos que, según el ideario mexicano, aportan la llamada vitamina T, entre los que se encuentran los tacos, las tortas, los tamales, las tostadas, los totopos, las tortillas, los tlacoyos y las teleras.
La ingesta en exceso de dichos productos, elaborados en puestos callejeros, la gran mayoría con falta de higiene y sin algunos cuidados mínimos para la preparación de alimentos, provoca diversas enfermedades o trastornos en la salud provocados por la mala alimentación como son la obesidad, el cólera, el alto colesterol, y la fiebre tifoidea, sólo por mencionar algunos.
Leticia Martínez Viveros, nutrióloga del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), destacó que “los malos hábitos alimenticios están matando a los mexicanos”, pues 7 de cada 10 connacionales mayores de 15 años padecen sobrepeso u obesidad, y todos ellos se encuentran en riesgo de desarrollar padecimientos circulatorios, diabetes e incluso algunos tipos de cáncer.
La nutrióloga señaló que la falta de buenos hábitos alimenticios propicia que los organismos estén más propensos a contagiarse de distintos virus, como el de la recién detectada influenza A/H1N1.
Por otro lado, la especialista del IMSS publicó en la página de Internet del Instituto Nacional de Salud Pública que México es un país con serios problemas de obesidad y enfermedades relacionadas con ésta, tales como la diabetes, la gastritis y el colesterol, en contraste con otros países como Canadá, Japón y Estados Unidos. Todo ello, debido a sus malos hábitos alimenticios,

Sin embargo, aseguró que los mexicanos están cada día más concientes de las consecuencias que puede tener el no alimentarse adecuadamente.
Martínez Viveros explicó que la palabra “dieta” ha sido mal entendida por los pacientes que inician tratamiento para aliviar algún problema alimenticio como colesterol en la sangre, debido a que el buen hábito alimenticio no debe ser temporal, sino permanente para garantizar una buena salud de manera permanente o durante todo el tiempo que se quiera estar bien.
“Es nuestra intención cambiar esta percepción y hacer énfasis en que la población no siga una dieta temporal, sino una alimentación saludable permanente. Hay que evitar la comida chatarra y ni siquiera comprar estos productos”.
Por otro lado, Martinez Viveros sugirió que las compras en el autoservicio deberían realizarse después de comer o desayunar, porque quien va con apetito tiene antojo de comer algo, y provocará el antojo por cosas que engordan, como galletas o refrescos, y no un kilo de verduras.
La muerte puede entrar por el esófago
Estudios sobre hábitos alimenticios realizados recientemente, revelan que ocho de cada diez mexicanos no comen balanceadamente y la mayoría de lo que consumen es alimento chatarra.
La esofagitis se define como cualquier inflamación y/o irritación del esófago, problema que afecta a gran número de mexicanos —principalmente por pésimos hábitos alimenticios— al grado que impide comer y dormir en forma normal.
El esófago es el tubo hueco por el cual se transportan alimentos sólidos y líquidos, desde la garganta hacia el estómago, y cuya pared comprende varias capas de tejido, incluidos membrana mucosa, así como músculo y tejido conjuntivo. Cualquiera de estas estructuras pueden sufrir irritación y/o inflamación y desarrollar lo que médicamente se conoce como esofagitis.

La causa más común de esofagitis, es el reflujo gastroesofágico, el cual se da de la siguiente manera: al comer los alimentos siguen una trayectoria del esófago al estómago, teniendo que pasar por una apertura que actúa como puerta, llamada hiato, el cual se cierra en cuanto la comida ha entrado, a fin de que el bolo alimenticio no regrese; cuando el hiato no realiza adecuadamente su función, el alimento tiende a regresar trayendo consigo al ácido clorhídrico que el estómago segrega para realizar la digestión, el cual es tan corrosivo que desgasta las paredes del esófago, perforándolo paulatinamente —cuando el problema llega a este punto recibe el nombre esófago de Barrett—.
La irritación que se provoca hace que los tejidos se inflamen (ocasionalmente se presentan úlceras), que haya dificultad en la deglución (tragar) y sensación de ardor y/o acidez en el esófago, además de sabor agrio o amargo en la boca que viene de la regurgitación del contenido del estómago; no es raro que la garganta se irrite y se manifiesten tos y voz ronca.
Cabe destacar que el ácido estomacal igualmente irritará al esófago al haber excesivo vómito (rasgo de quienes padecen bulimia), al consumir ciertos medicamentos (como ácido acetilsalicílico, ibuprofeno, potasio, alendronato y doxiciclina) y al ingerir irritantes (cítricos, picantes, alcohol y tabaco) que dificultan la buena digestión.
Estudios del gastroenterólogo Felipe Ambrosio Chávez define esta situación como una de las enfermedades crónicas y progresivas que giran en torno a la alimentación aunque se manifiestan en problemas de alimentación tienen un gran campo que afecta a la persona por lo que es muy difícil tratar a las personas con estos problemas, loa problemas más graves es la anorexia, bulimia y la obesidad.
Comenta que este problema afecta en la mayoría de los casos a estudiantes (hombre y mujeres) y que los factores más comunes son estrés, autoestima baja, y lo más común la apariencia física. Esto es por trastornos que nos vamos haciendo y que lo único que hacen es afectar nuestra salud, tanto física como emocional.
Algunas recomendaciones
La nutrióloga Leticia Martínez Viveros enfatizó que los alimentos de origen animal no deben evitarse, sino consumirse con mesura e inteligencia.
“Podemos tomar leche descremada, pues de ella nos interesan sólo el calcio y proteínas; en cuanto a quesos, hay que preferir los más frescos, como panela, requesón o cottage. Respecto a la carne, mejor la que sea pulpa y pedir que se le quite la mayor parte de grasa posible; también se debe dar preferencia a pescado y pollo, si bien a éste hay que quitarle la piel y partes amarillas que hay junto a la carne, porque es colesterol”.
En referencia al huevo, indica que sólo se aconsejan dos piezas a la semana. “La yema o parte amarilla tiene propiedades nutritivas importantes, pero es rica en colesterol: promedia 250 miligramos, cuando la recomendación es menor a 300 miligramos al día. Las claras pueden consumirse todos los días, de modo que una posibilidad es preparar dos de ellas con una yema”.
Al preparar un sándwich o torta se aconseja usar pan integral, añadirle jitomate, germinados o lechuga, y evitar mayonesa, mantequilla o crema, así sean light; para sazonar es preferible emplear mostaza.
Martínez Viveros destaca la importancia de incluir leguminosas como frijol, lentejas, chícharos, soya, alubias o habas, sobre todo cuando se combinan con cereales, ya que así, además de vitaminas y minerales, nos proporcionan proteínas de excelente calidad y sin grasa. “Un plato de frijol con arroz es un alimento de alto valor, pero sin agregarle chorizo o chicharrón, porque lo echamos a perder”.
En cuanto a las frutas, explica que para medir las raciones es útil contar con una taza de aproximadamente 250 mililitros; 3/4 partes de ella es una ración de uvas, mientras que una entera corresponde a la de melón o papaya picadas. Manzana, pera, durazno o naranja son una ración por pieza, pero en un mango encontramos dos. Respecto al jugo de cítricos, en 150 mililitros (poco más de medio vaso) tenemos dos porciones, pero hay que tomarlo sin colar, pues de por sí se le ha quitado el bagazo.
“Cuando consumimos una ración de fruta y otra de verdura en la mañana, tarde y noche, cubrimos la recomendación mínima. A esto habría que puntualizar que debemos preferir productos frescos, no cocidos, e incorporar los que se comen crudos”. Sólo las personas con diabetes tienen restricción, pues deben evitar verduras con alto contenido de hidratos de carbono: elote, papa, nabo y betabel.
Los cereales integrales son de lo más recomendable, pero no deben estar adicionados con grasas o miel y azúcar, como ocurre con muchos productos que hay en tiendas naturistas, por su alto contenido calórico.
Respecto a productos light, explica que, antes de consumirlos, lo ideal es tener buena nutrición con productos naturales, no industrializados. “Light significa que tienen poco o bajo contenido calórico, pero esto no quiere decir que sirvan para darse atracones con ellos. Los edulcorantes no calóricos se aconsejan a quien no puede renunciar a lo dulce, pero en general hay que evitarlos y conocer el sabor natural de cada alimento”.
                                
La especialista opina que aún estamos a tiempo “para que las personas que no tienen una enfermedad metabólica (que impactan la salud cardiovascular, como diabetes, hipertensión o colesterol elevado) se alimenten sanamente y tengan actividad física constante, con 30 minutos de caminata, rutina en bicicleta, escaladora o mediante un video, pueden evitarse muchos dolores de cabeza. No hay que olvidar que una embolia podría confinarnos en casa o que una diabetes mal tratada ocasiona amputación, pérdida de vista o insuficiencia renal”.